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EL PRD QUE QUIERO

miércoles, 11 de julio de 2012




                                           Por JUAN T H
Quiero un PRD más hacía la izquierda que hacia la derecha.
Un PRD que represente los mejores y más sanos intereses de la República Dominicana.
Un PRD definido política e ideológicamente, de tal manera que se diferencia de los demás partidos tanto en la práctica como en sus fundamentos programáticos.
Un PRD que asuma durante los próximos cuatro años su rol de opositor verdadero sin perder de vista, ni por un instante, que su propósito es alcanzar el poder para desde allí producir los cambios y las transformaciones que demanda la sociedad.
Un PRD de masas, dispuesto a tomar las calles cuando haya que tomarlas; que apoye y/o dirija las luchas populares, sin vacilaciones.
Un PRD moderno, disciplinado, con una dirección integrada por hombres y mujeres, jóvenes y viejos,  honestos, capaces y dispuestos al trabajo, con vocación de servicio al país. Dirigentes que no se vendan, que no pacten que con el enemigo, que no ignoren los organismos ni los estatutos del partido. Dirigentes que no traicionen. Y el que lo haga, que pague las consecuencias.
En el  PRD que quiero no cabe Miguel Vargas, ni quienes le siguen.
El PRD que quiero hay que transformarlo. Hacerle una reingeniería. Una revolución interna. Una profilaxis. Lo que sea, pero distinto para bien, no para mal.
 En 1973 Juan Bosch, entonces líder indiscutible del PRD, se fue y creó el PLD. Dividió el partido. Sin embargo, cinco años después el PRD, bajo la dirección de Peña Gómez, volvió al poder con Antonio Guzmán de candidato. Ha sido ese, según los historiadores, el mejor gobierno que ha tenido el país desde la muerte de Trujillo.
No le temo a una división. Más daño hace la una unidad sin fundamentos y sin principios. No puede haber unidad con  quienes trabajaron en contra de su propio partido durante la campaña electoral, con quienes salieron a las calles con el PLD, la Policía y el Ejército, a comprar cédulas y reprimir a la población para que no votara por Hipólito Mejía. No puede haber unidad con los que públicamente respaldaron al candidato oficialista. No puede haber unidad con los que celebraron en un hotel de la capital “la derrota” del PRD; no puede haber unidad con los que votaron en la casilla tres, por el Partido Reformista cuando debieron hacerlo en la uno por Hipólito.
Si hay que dividir al PRD para disciplinarlo, para convertirlo en un partido verdadero, en un instrumento de lucha popular contra los apagones, el alto costo de la vida, la represión  y brutalidad policial, etc., que se divida. Estoy seguro que el PRD saldrá fortalecido.
Miguel y su gente no representan al PRD, representan al gobierno, a Leonel, Danilo y el PLD.  Miguel no es opositor, es oficialista. Miguel es en el PRD, lo mismo que Carlos Morales Troncoso en el Partido Reformista.
Yo quiero un PRD vigoroso que represente a la gente de abajo, a la clase media, no al gobierno. Un PRD con ganas de alcanzar el poder. No un PRD vacilante que le haga el juego sucio al gobierno vendiendo y traicionando al pueblo.
Yo quiero un PRD sin quinta columnas, sin Caballos de Troya, sin traidores.
Yo quiero un PRD que rescate los valores de Peña Gómez, que amó al PRD más que a nada ni a nadie en su vida. Un PRD que reivindique su historia democrática y popular.
Yo quiero un PRD más a la izquierda, que a la derecha.
Un PRD más cerca del pueblo, que de sus enemigos.  

Por Juan TH.
Enviado Roberto Anselmo Ferreira Peralta.

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